Cámara al Hombro - Fútbol en Uruguay

  • hace 7 años
El fútbol es una pasión nacional en Uruguay. Ensombrecida por la violencia que es, o lo ha sido, una constante en muchas partes del mundo.

En Uruguay se están buscando formas de combatirla, sin éxito alguno por el momento. Dentro de los hinchas de un equipo de fútbol se encuentran las barras bravas.

En Uruguay sobresalen dos: “La Banda del Parque” que corresponde a Nacional y “Barra Ámsterdam” que corresponde a Peñarol, los dos equipos más importantes del país.

El consumo de estupefacientes, la adrenalina y el alcohol van condicionando la estructura de las barras que por intermedio de la violencia dominan gran parte de los elementos económicos del fútbol.

A la fecha son 10 las muertes relacionadas a las barras bravas y muchas de ellas permanecen impunes.

El fútbol se vive con pasión, es el deporte más popular en Sudamérica y Uruguay no es la excepción. Los hinchas siguen a sus equipos con cánticos y banderas mostrando con orgullo sus colores, pero no todos son iguales, aquellos más violentos y radicales son las llamadas barras bravas.

Dentro de las barras existe una realidad que poco tiene que ver con el futbol, que destila violencia, extorsión y que encuentra en las propias barras un medio para delinquir.

Alejandro es un exmiembro de la barra de Peñarol y nos cuenta cómo se llega a ser el líder de estos grupos.

La existencia de las barras bravas se sustenta en los propios dirigentes quienes utilizan a la barra para sus intereses pagando un costo extremadamente alto. Alejandra es hincha de Nacional y opina que el vínculo entre barras y directivos es evidente.

Es evidente que estos grupos son cada vez más poderosos y que encuentran en la violencia y la extorsión su principal capital.

Las barras bravas no son un solo grupo sino que tiene una estructura fragmentada donde distintos cabecillas disputan el poder. En 2016 un hincha de Peñarol fue baleado en el baño del estadio Centenario y pocos días después otro referente recibió más de veinte disparos en la puerta de su auto.

Las autoridades buscan desarticular estos grupos desde dentro, para ello han instalado cámaras de reconocimiento facial que les permite identificar a los líderes, impidiéndoles el ingreso a los estadios. Pero hasta el momento, todas estas medidas han sido insuficientes.

Aunque podríamos decir que la medida más controversial del Ministerio del Interior es la de no colocar policías en las tribunas.

Las soluciones tardan en llegar y las barras bravas continúan infectando el fútbol, según Pastorino, la solución pasa por lo cultural.

Las barras bravas se apoderan del fútbol a pasos agigantados. Dominan estacionamientos, cobran comisiones por ventas de jugadores, expulsan entrenadores, venden drogas y extorsionan a sus mentores…los dirigentes. Está más que claro que hoy, se han vuelto incontrolables.