Con apenas 15 años, Ricardo Sánchez aniquila la capacidad de comprensión beisbolera. Con un promedio de bateo de .800, el joven shortstop de la Ciudad de México apunta la mirada a Estados Unidos, el país al que busca llegar con un triple entrenamiento diario que, por lo pronto, ya lo ha llevado a selección nacional. La historia de un superdotado de la Liga Maya con un fildeo y un poder de brazos que ha roto paradigmas y ha sacudido a pitchers de otros países.