Enfoque - Haití: pobreza, cólera e incertidumbre electoral
- hace 8 años
El reciente llamamiento de la ONU para recaudar $ 400 millones (unos € 368 millones) para entregar ayuda de emergencia a Haití tras el paso del huracán Matthew y el repunte del brote de cólera no parece haber sido escuchado con la atención necesaria.
Mientras en el país caribeño el panorama es desolador, especialmente en la parte sur, donde muchos habitantes (en su mayoría campesinos) denuncian haberlo perdido todo, se ha informado de un aumento en los precios de los alimentos básicos, lo que podría causar una crisis, debido a que desde esta zona se envía la mayor cantidad hacia la capital.
Otra de las graves realidades es la de los desplazados. De acuerdo con Unicef, unos 50.000 niños se han quedado sin hogar y se alojan en refugios temporales, en tanto que otros 3.500 menores que viven en instituciones del país necesitan ayuda para acceder a alimentos, agua y servicios sanitarios.
En medio de todo esto, la gran pregunta se produce en torno a las elecciones presidenciales, que han sido aplazadas para el 20 de noviembre. Habrá que ver hasta qué punto la estabilidad política podría ayudar a encauzar las expectativas de mejora de la enquistada situación de pobreza.
Antonio Miguel Carmona, concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, y quien acaba de regresar del país caribeño, alerta: “podemos seguir viendo telediarios y que se nos pase la pena por Haití en dos días”.
Para Fran Pérez, secretario federal de Solidaridad Internacional y Derechos Humanos de Izquierda Unida, “el gran escándalo en Haití es el olvido de las grandes instituciones y de los Gobiernos”.
Según el periodista Eurico Campano, “si existe el infierno, eso es Haití, a nivel de todas y cada una de sus vulnerabilidades”.
El también periodista Javier Arias-Borque destaca: “hay que tener siempre a Haití en nuestra perspectiva, porque está en urgencia pero debemos preguntarnos los motivos de esto”.
Mientras en el país caribeño el panorama es desolador, especialmente en la parte sur, donde muchos habitantes (en su mayoría campesinos) denuncian haberlo perdido todo, se ha informado de un aumento en los precios de los alimentos básicos, lo que podría causar una crisis, debido a que desde esta zona se envía la mayor cantidad hacia la capital.
Otra de las graves realidades es la de los desplazados. De acuerdo con Unicef, unos 50.000 niños se han quedado sin hogar y se alojan en refugios temporales, en tanto que otros 3.500 menores que viven en instituciones del país necesitan ayuda para acceder a alimentos, agua y servicios sanitarios.
En medio de todo esto, la gran pregunta se produce en torno a las elecciones presidenciales, que han sido aplazadas para el 20 de noviembre. Habrá que ver hasta qué punto la estabilidad política podría ayudar a encauzar las expectativas de mejora de la enquistada situación de pobreza.
Antonio Miguel Carmona, concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, y quien acaba de regresar del país caribeño, alerta: “podemos seguir viendo telediarios y que se nos pase la pena por Haití en dos días”.
Para Fran Pérez, secretario federal de Solidaridad Internacional y Derechos Humanos de Izquierda Unida, “el gran escándalo en Haití es el olvido de las grandes instituciones y de los Gobiernos”.
Según el periodista Eurico Campano, “si existe el infierno, eso es Haití, a nivel de todas y cada una de sus vulnerabilidades”.
El también periodista Javier Arias-Borque destaca: “hay que tener siempre a Haití en nuestra perspectiva, porque está en urgencia pero debemos preguntarnos los motivos de esto”.