Prevención de ahogamientos en piscinas privadas

  • hace 8 años
Villanueva de la Cañada (Madrid), 14 jun (efesalud.com). Los ahogamientos en el agua suponen la tercera causa de muerte infantil en el mundo, con una especial incidencia en niños de uno a cuatro años; y el 56% de los 38 niños y niñas que murieron ahogados en España el verano de 2015 en piscinas lo hicieron en recintos privados, tanto en chalés como albercas o urbanizaciones, mientras que solamente el 10% lo hicieron en instalaciones municipales y el 2% en el mar.

Para el enfermero Alejandro Blanco Aoiz, especialista en Emergencias del Consejo General de Enfermería, la mejor medida de prevención es que "los padres, cuidadores y adultos colaboren al máximo para evitar que un niño o una niña mueran ahogados en la piscina de su chalé o de la urbanización".

Pero además, sería necesario:

La vigilancia permanente y la supervisión continua del recreo acuático de los niños. "Atender a la barbacoa o dormir la siesta pueden resultar fatales si se les pierde de vista... en un minuto puede suceder lo peor", señala nuestro enfermero.

Nunca deberán estar solos en la piscina, ni un solo segundo: "Ni siquiera al cargo de un hermano mayor, también menor, o del abuelo, que o bien no sabe nadar o no tiene fuerzas suficientes para rescatar a su nieto", apunta Alejandro.

Un vallado obligatorio de acceso al perímetro del vaso de la piscina, con cerraduras en las puertas de entrada y salida que no las puedan abrir los niños en ningún caso. Esta medida supuso en Francia hasta un 75% de disminución de fallecimientos.

Hay que enseñarles a nadar cuanto antes y, mientras tanto, acostumbrarles a que utilicen chalecos salvavidas o manguitos hinchables.

Deben adecuar su temperatura corporal a la temperatura del agua con una ducha previa al baño para librarse de sobresaltos, nervios o mareos.

No deben correr o jugar al borde del agua; ni empujarse o hacerse ahogadillas entre los unos y los otros. Menos aún tirarse de cabeza en picado contra el fondo de la piscina o hacer uso de un trampolín traicionero.

Alejandro Blanco no olvida una de sus muchas actuaciones en las emergencias del 112: "Llegamos a un chalé y entramos directamente hasta la piscina. En una tumbona del jardín yacía un niño, mojado, cianótico, que no respiraba. Hicimos todo lo que pudimos para salvarle, pero fue imposible; no conseguimos reanimarle en aquellos desesperantes 35 o 45 minutos".

En aquel caso, además, también sintió una gran frustración personal y profesional.

"Cuando llegamos al chalé nadie le estaba haciendo reanimación cardiopulmonar. No hay que parar de hacer RCP básica, compresiones torácicas y ventilación, hasta que lleguen los profesionales del 112. Ésta puede ser la diferencia entre la vida y la muerte para una persona que se ha ahogado".

UN AHOGADO, UN FALLO DE PREVENCIÓN: https://youtu.be/_YtL_xmYvQA

¿CÓMO SE HACE UNA RCP PARA EVITAR UNA MUERTE?: https://youtu.be/A0mwqH152oo

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