Detrás de la Razón - Refugiados sin refugio
  • hace 9 años
En un pedazo de papel está dibujada la desgracia de muchos niños. Es un dibujo infantil como el que muchos hacen en el kínder o la guardería, pero la diferencia es abismal.

Está partido en dos: de un lado, se ve la sombra de la muerte, un decapitado, un edificio mordido por la destrucción, un muerto, una mujer que corre dejando su pierna en el camino, sangre en el suelo. Del otro lado, se ve una familia feliz, con unos olivos de la paz, un corazón amando a la policía, y una casa para vivir.

El primer sitio es Siria, el segundo es Alemania, el dibujante, un niño sirio que logró huir de la guerra y retrata los contrastes de su vida. En lugar de jugar con los juguetes de su edad, juega en su mente con la sangre regada, la muerte y la destrucción.

Lo peor, es que ésta es de las mejores suertes, porque otros acaban ahogados en el fondo del mar. Otro niño más se hundió. El padre solo le quedaron unos papelitos de su hijo con una fotografía. El llanto es eterno, para él y para miles que lo han perdido todo: sus hijos, su esposa y su familia.

La columna de solicitantes de asilo sigue avanzando. Mientras en Europa siguen peleando por cerrar y abrir las fronteras, Croacia cerró su frontera pero ya la volvió a abrir, porque Serbia la acusó ante la Unión Europea (UE) de violar los acuerdos. Croacia quería presionar a Serbia a que reorientara los solicitantes de asilo hacia Hungría, la cual cerró todo.

Ese es el panorama que cada día se pone más negro para todos, para los que huyen de la guerra de Siria y para los europeos que no saben ahora qué hacer con lo que le hicieron al avispero.

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