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  • hace 10 años
Madrid, 10 jul (efesalud.com). El doctor Raúl Torres Eguía, jefe de la Unidad de Cadera de la Clínica CEMTRO de Madrid, nos habla en este vídeoblog de las mortificantes y habituales fracturas en la cadera de los ancianos: las fisuras en las ramas pubianas y las roturas del fémur, ya sea en el interior de la cápsula articular, por debajo de la cabeza femoral, o en el cuello femoral, por encima de la diáfisis.

"Todos conocemos algún abuelito que se ha roto la cadera. A diferencia de las personas jóvenes, que suele ocurrir tras un golpe muy fuerte, las fracturas en los ancianos se producen por un accidente sin trascendencia aparente, como caerse en la bañera, al tropezarse con una arruga de la alfombra o al golpearse en la oscuridad de la noche cuando se levantan al servicio", apunta.

Las caídas suelen acontecer porque su nivel de conciencia está disminuido, unas veces por la medicación y otras veces por deshidratación, como en verano.

"Su reacción, al estar adormilados, unido a la falta de reflejos, es tardía y chocan contra una superficie dura. Se rompen los huesos de la cadera, que de por sí ya están débiles por la osteoporosis. De ahí que sea tan importante la prevención", dice el doctor Torres.

La articulación de la cadera, que une el tronco con la extremidad inferior, está formada por dos huesos: el fémur, donde empieza la pierna, y la pelvis, que forma la cintura. Y en el anciano se suelen producir dos tipos de fracturas.

"En la pelvis es frecuente la rotura de las ramas pubianas -parte del hueso pélvico con forma de anillo que se encuentra encima del pubis y debajo de la tripa-. Es una fractura sin importancia desde el punto de vista traumatológico, ya que la fractura se vuelve a unir con facilidad", explica.

"El anciano no sufrirá cojera en el futuro -añade-, pero aún así padecerá un gran dolor al incorporarse y al ponerse de pie, por lo que tendrá que guardar reposo en silla o en cama durante dos meses, algo que le puede llevar a soportar problemas respiratorios o de circulación sanguínea".

En cambio, las fracturas en el fémur a nivel de la cadera sí que causan graves problemas motores. Los ancianos se suelen romper este hueso en dos zonas.

"Fracturas intracapsulares, por debajo de la bolita que hace el juego rotatorio con la pelvis. En principio tienen menos trascendencia mecánica, pero unos pequeños vasos sanguíneos que recorren esta parte del hueso pueden resultar dañados y, consiguientemente, ocasionar una necrosis. Solemos implantar una prótesis cuando el anciano ronda los ochenta años", menciona.

"Fracturas fuera de la cápsula articular, en la parte superior de la caña del hueso, que nosotros llamamos la diáfisis, y que generan diferentes problemas mecánicos: la pierna se acorta o se gira; el paciente no puede ponerse de pie y sentarse. Causan un gran dolor. Son fracturas que se operan, básicamente, para que el enfermo se pueda sentar y se reduzcan sus problemas respiratorios y circulatorios motivados por un reposo prolongado en la cama", indica.

"Son operaciones que requieren hasta dos meses para que se puedan consolidar, tiempo en el que el paciente permanece muy mermado físicamente. Es una situación que les suele llevar a bajar otro peldaño en su calidad de vida, ya que les ocasiona una pérdida de hábitos de vida saludable, como su paseo diario o las relaciones sociales. Viven con cierto miedo a padecer otra rotura por otra caída", observa.

Se han publicado estudios que registran una mortalidad del 50% de los ancianos después de una fractura de cadera debido a las complicaciones postoperatorias.

La prevención se realiza a lo largo de la vida en varias direcciones, que deben ser complementarias.

"Tomar suficientes alimentos con calcio, realizar ejercicio físico diario y tomar el sol para propiciar la vitamina D, que ayuda a que ese calcio se fije en los huesos. Tenemos que llegar a la edad adulta con los huesos duros, sin fragilidades", aconseja.

Además, hay que evitar las trampas caseras instalando platos de ducha con superficies que impidan los resbalones y agarraderas, guardando en el trastero las alfombras o colocando luces de guía para que se sitúen espacialmente y no se caigan por la noche.

Para el especialista de la Clínica CEMTRO, Raúl Torres, "una apropiada masa ósea puede evitar que nuestros abuelitos y abuelitas no se rompan los huesos de la cadera cuando tropiezan y se caen al suelo".

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