La energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Eso es lo que, más o menos, viene a decir el principio de la conservación de la energía.
Y tomando al pie de la letra esa cantinela, las personas humanas de todo el orbe, no sé si también de la totalidad del Urbi, tratamos ese bien como si su cambio de look se produjese por arte de magia, de birlibirloque, o con sólo pronunciar el exorcismo de Harry Potter: “Abracadabra”
Para ilustrar a los radioescuchas de Latinandia, así como a los socios de Cine & Music, dejo un ejemplo con cuya práctica regular, nunca menos de una vez al día, devolveremos a la madre naturaleza lo que tanto esfuerzo costó inventar al creador del universo.