Ha sido el último fracaso espacial de Rusia. La desintegración en la atmósfera el pasado sábado de un satélite mexicano propulsado por el cohete Protón-M.
Diez días antes de ese incidente otra nave rusa, la Progress, también desapareció en la atmósfera tras volar sin control durante horas al intentar llevar suministros a la Estación Espacial Internacional.
Unos fallos que han forzado al Parlamento ruso a reformar el sector.
“El sector espacial es un componente esencial de nuestro desarrollo económico y social. Es un asunto de honor que Rusia vuelva a ser la primera potencia espacial del mundo”, decía el viceprimer ministro ruso, Dmitry Rogozin.
El objetivo de la Duma es transformar la agencia espacial Roskosmos en una empresa pública, aumentar los salarios de sus trabajadores y luchar contra la corrupción. Unas medidas que se unen a las primeras conclusiones de la comisión de investigación que saldrán a la luz este viernes.
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