Tras las huellas del Telón de Acero en bicicleta

  • hace 10 años
Hoy recorremos parte de Europa en bicicleta, siguiendo los restos del antiguo Telón de Acero, la sangrienta línea entre Oriente y Occidente que dividió Europa en dos partes antagónicas.

Empezamos en Estonia. Nuestra primera etapa es Hara, la antigua base de submarinos soviéticos.

El mismo lugar que albergaba barcos espías con propulsión nuclear es hoy un remanso de paz, frecuentado por pescadores de la minoría de habla rusa que vive en Estonia.

Hace veinticinco años, el régimen totalitario soviético se vino abajo, el mundo entero celebró la caída del Telón de Acero. Pero conflictos militares como el de Ucrania nos hacen pensar si no hay un regreso a la “Guerra Fría”.

“No creo que se pueda hablar de la vuelta a la Guerra Fría, dice este residente local. Porque Rusia no es el imperio soviético. Ya no existe. A pesar de que hay un partido comunista en Rusia, ya no está en el poder. Hoy en día hay otro partido en el poder … “

Ya no se trata del comunismo, sino de la Rusia de Vladímir Putin y de las constantes tensiones entre Rusia y la OTAN.

La ruta ciclista 13 sigue las huellas históricas del Telón de Acero, a lo largo de 10.000 kilómetros desde el Mar de Barens al Mar Negro, cruzando 20 países, de entre ellos 14 Estados miembros de la UE.

Una forma ecológica de conocer la Historia del Viejo continente. Veamos lo que queda de ese telón en tres países: Estonia, Lituania y Alemania.

En Tallin, la capital de Estonia, la Guerra Fría emerge en el Báltico. En la zona se producen avistamientos de submarinos e injerencias en el espacio aéreo estonio por aviones de combate rusos …. En lo que va de año, la OTAN ha interceptado en la zona más de 100 aviones militares rusos .

Muchos temen aquí que el Kremlin desestabilice la región provocando incidentes en la frontera.

En el club de yates de Tallin, encontramos a Kalev Vapper. Campeón mundial de vela, recuerda que en los años 60 la “Telàon de Acero” cruzaba la bahía…

Había grandes boyas en el agua, con un diámetro de cuatro o cinco metros. Estaban atadas con fuertes cadenas de metal bajo el agua, era una especie de cortina contra submarinos. Recuerdo que era muy peligroso. Cuando tenía diez u once años, empecé a navegar con el equipo Optimist-class y participé en una competición. La salida estaba en el río y yo fui el primero en llegar hasta mar abierto. Entonces me detuvieron los guardias fronterizos, que estaban siempre en la desembocadura del río. Un de los guardias, ametralladora en mano, me amenazó diciendo: “Si sigues hacia el mar te disparo.”

Las misiones secretas y los mensajes cifrados eran historias de la Guerra Fría. Pero las historias continúan… En el aeropuerto de Tallin nos encontramos con Eerik-Niiles Kross, antiguo jefe de los servicios secretos de la República Báltica, que nos habla de un caso reciente. Hace apenas una semanas agentes rusos cruzaron la frontera y secuestraron a un oficial de policía estonio.

“Rusia está restableciendo claramente su posición de potencia imperial. Es una situación incómoda. Rusia se cree que la Guerra Fría sigue vigente aún, mientras que Occidente pretende que ésta ha terminado. El resultado es una situación en la que Occidente no sabe cómo manejar a una Rusia agresiva e impredecible.”

El fantasma de la Guerra Fría aparece también con los recuerdos de algunas familias. En 1944, el padre de Eerik Kross fue arrestado por los nazis alemanes y dos años más tarde por la fuerza de ocupación soviética. Antes de ser deportado a Siberia, fue encarcelado en la antigua prisión de Tallin. Muchos disidentes e intelectuales acabaron en estas celdas siniestras.

Eerik-Niiles Kross recuerda un día de noviembre de 1989 en que la libertad regresó a Europa:

“Acababa de comprar un billete de autobús para Berlín. Fue una coincidencia. Llegué a Berlín con la caída del muro … Yo participé en el derribo y vi a los guardias de lado oeste de la frontera repartiendo botellas de champán por los agujeros del Muro.”

Vamos ahora a Lituania. Pedaleando en el bosque, la ex ministra de Defensa lituana nos cuenta su historia: Stalin deportó a su familia a Siberia y su abuelo murió allí.

Rasa Jukneviciene fue una de las firmantes de la declaración de la independencia de Lituania en 1990.

Visitamos con ella una antigua base de misiles nucleares soviéticos, que con el apoyo de la Unión Europea ha sido transformada en un impresionante Museo de la Guerra Fría.

Jukneviciene acusa a Putin de tratar de reconstruir una nueva Unión Soviética, que amenaza la seguridad de la UE y de la OTAN.

“Desde 2008 aproximadamente, estamos viendo que Rusia ha empezado a reconstruir, reestructuran y modernizar sus fuerzas armadas en torno a los Estados Bálticos. Empezando por el Norte y terminando por la región de Kaliningrado … y que tiene una enorme cantidad de fuerzas armadas y armas nucleares.”

Esta ruta ciclista que recorre el Telón de Acero forma parte de la red “EuroVelo”. Y dentro de unos años recorrerá 10.000 kilometros …

La ruta se ha comp