Madrid, 28 oct (efesalud.com). El doctor Santiago Arauz Robles, traumatólogo y jefe de la Unidad de Hombro de la Clínica CEMTRO, nos ofrece, con los pies bien puestos en la tierra, las claves para evitar "el peligro mortal" que conlleva una luxación de hombro durante la fase de caída libre en el paracaidismo.
El hombro, que es la articulación que une brazo y tronco del cuerpo humano, permite una gran amplitud de movimientos, pero es muy inestable. Su coordinación viene determinada por tres huesos -clavícula, escápula, húmero- y sus respectivos músculos, tendones y ligamentos.
No es frecuente una luxación de hombro durante el vuelo del paracaidista, pero en la Clínica CEMTRO y en el Hospital Universitario Donostia de San Sebastián han estudiado cinco casos de paracaidistas -dos hombres y tres mujeres- que sufrieron este tipo de contratiempo "durante la fase de ombligo a tierra" , antes de que pudieran accionar el tirador de apertura y se abriera el paracaídas con total normalidad.
Los paracaidistas que se luxan el hombro derecho, todo los casos estudiados eran diestros- se ven impedidos para realizar esta maniobra, ya que el dispositivo de apertura está situado en la parte trasera derecha de la bolsa que guarda el paracaídas.
Los paracaidistas más novatos, incluso los más experimentados (expertos de categoría A-D), se las ven y se las desean para alcanzar el tirador y controlar el paracaídas mientras caen a tierra.
"Primero necesitan alcanzar el dispositivo con la mano izquierda; segundo, usar ambos brazos para controlar los mandos de dirección del velamen; y, tercero, aterrizar con suavidad al tomar suelo".
Cuando se sueltan los ligamentos de la parte anterior del hombro, traumatismo que se denomina lesión de Bankart, el brazo se queda inestable, inoperativo; algo habitual en otro tipo de deportes o caídas accidentales, pero que "en el paracaidismo supone un riesgo potencial de muerte".
En los cinco casos del estudio, todos presentaron, además, lesión de Hill-Sachs: depresión en la cabeza del húmero por impacto del hueso al producirse dislocación anterior del hombro.
Según datos de la International Parachuting Commsision, en 2012 había 1.059.937 saltadores con licencia en 37 países.
En base a este organismo, se produjeron 257 accidentes de todo tipo y 53 muertes en los más de cinco millones de saltos de ese año, una muerte por cada cien mil saltos, aproximadamente.
Para prevenir las lesiones de hombro, las mujeres y hombres que gustan de este deporte o profesión, como pueda ser el caso de los paracaidistas militares, "deberían ser valorados por un traumatólogo especialista para determinar el grado de inestabilidad de sus hombros, incluso sin haber padecido síntomas o episodios previos".
Sería también conveniente establecer mecanismos educativos con las escuelas de paracaidismo para "preparar y ensayar técnicas alternativas de apertura del paracaídas en los casos de luxación del hombro" después de saltar al vacío desde el avión.
En estos casos, el doctor Arauz recomienda a los saltadores que "se recoloquen el brazo ellos mismos agarrándose la muñeca del brazo luxado con la mano izquierda y realizando una maniobra de tracción longitudinal -estiramiento frontal- para recolocar el hombro".
Si el hombro no se recoloca, el paracaidista debe intentar tirar del dispositivo de apertura forzando el brazo luxado. Si no pudiera conseguirlo, al tener el brazo totalmente inutilizado, debe coger el tirador con la mano izquierda, una habilidad dificultosa.
Una vez que se ha abierto el velamen, "el paracaidista debe llevar la mano derecha hasta el mando de control ayudándose de la mano izquierda para dirigir el paracaídas con seguridad" durante la fase de estabilidad y descenso.
Cuando el paracaidista toma tierra "debe acudir a un centro médico para que le recoloquen el hombro y le reduzcan la luxación", concluye el traumatólogo.
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