Afganistan.10 años de guerra 2 de 2 La ruta del opio afgano

  • hace 11 años
El opio ha sido siempre un componente de la economía afgana, sirviendo como moneda y fuente de ahorro. El cultivo ha seguido aumentando a pesar de los intentos del gobierno afgano y de la presión de los países extranjeros consumidores. El opio se ha convertido en el único medio de subsistencia para millones de campesinos afganos que no tienen alternativa para alimentar a los suyos.

Ahmad Ollah tiene que mantener a 18 miembros de la familia. Su opio está a la venta, espera unos 40 dólares por kilo de su última cosecha. A pesar de sus ruegos, 34 dólares es el mejor precio que puede obtener de los enviados del señor de la droga.

Mansur Khan es el hombre que hay detrás de esta oferta. De complexión fuerte, con aire muy relajado y una autoridad de la provincia, sus 400 hombres le han jurado lealtad incondicional y están dispuestos a morir por él. Una vez más, Mansur manda un cargamento de varios cientos de kilos a Irán, 500 kilómetros les separa de la frontera con Irán.

Al inicio del viaje hay que cruzar el río Helmand. "No es fácil viajar a bordo de una balsa con un lanzagranadas sobre el hombro", se queja uno de los contrabandistas. En el otro lado se unen a una caravana de camellos. A continuación, un convoy de vehículos se encuentra con ellos, armados con equipos de visión nocturna para viajar en la oscuridad de la noche.

En la provincia de Helmand, la anarquía abunda y los jóvenes adictos a la heroína son cada vez más. La mayoría de los adictos en Afganistán son menores de 20 años. Es un problema que está desestabilizando aún más el país y está amenazando las estructuras y tradiciones tribales. "Muchos estudiantes son adictos a las drogas, o han desperdiciado su dinero en el juego", se lamenta un profesor.

En el lado iraní de la frontera nos enteramos de las tácticas casi inútiles para bloquear las caravanas interminables por las montañas. Se construyen muros de contención, se desvían ríos, se cavan pozos, cualquier cosa para hacer el paso infranqueable. Para los contrabandistas prisioneros su destino es fatal: con más de cinco kilos de opio crudo se enfrentarán a la pena de muerte.

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