Los avances en el tratamiento de la infección por VIH ocurridos a partir de la introducción de las terapias antirretrovirales de alta eficacia -los “cócteles” antivirales- han convertido a ésta en una enfermedad crónica. Sin embargo, el control obtenido sobre la replicación del virus no es suficiente para que éste no siga ocasionando daños al organismo. Escondido dentro del sistema nervioso del paciente, el virus del sida escapa de los medicamentos antivirales y da lugar a un proceso inflamatorio que lesiona el cerebro, y que aumenta el riesgo de desarrollar afecciones neurodegenerativas córticosubcorticales.