Empezamos la semana en Vitoria, siguiente parada, tras el fin de semana, de nuestra ruta por España, para intentar salir del carril en el que nos meten algunos partidos durante esta campaña. Es cierto que algunos intentan forzar el debate sobre las cuestiones que son, verdaderamente importantes, del terreno, lo que afecta y debe solucionar la política municipal y autonómica, pero el ruido que hacen otros ahoga cualquier conversación en este sentido.
Así que hoy nos hemos venido a Vitoria para hablar de cómo deberían ser las ciudades en las que vivimos. Y la elección no ha sido al azar. Vitoria ya se convirtió en 2012 en “green capital” europea. Fue una ciudad pionera en España en adoptar el modelo de capital verde. Por su movilidad, por su apuesta por el ciudadano, por lo verde, y les aseguro que hoy pasear o desplazarte por Vitoria se ha convertido en una auténtica maravilla. Ayer, con los compañeros de aquí hablábamos de que lo de la ciudad de los 15 minutos, ese modelo que aboga porque todo lo necesario lo tengamos como mucho a 15 minutos de distancia, en Vitoria es casi la ciudad de los tres minutos.
Hablaremos de este modelo y veremos qué es lo que se puede exportar de él y lo que puede servir de inspiración. Pero hablaremos también de esta recta final de la campaña. Entramos en la última semana y esta sí que es, verdaderamente, decisiva. La mayoría de encuestas apuntan a resultados muy ajustados en aquellas plazas cuyo resultado marcará, y mucho, el futuro de la política nacional. Lo veíamos ayer, por ejemplo, con la Comunitat Valenciana, cuyo resultado servirá para leer el éxito o el fracaso del PSOE y del PP, pero pasa lo mismo con el ayuntamiento de la ciudad, o con los consistorios de Sevilla o el de Barcelona, en los que el resultado va a depender de un puñado de votos.Todas las encuestas apuntan a que el resultado del 28 de mayo no está decidido todavía y el resultado va a depender, precisamente de aquellos que a estas alt