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Dos parejas jóvenes, al casarse, prometen seguir el camino recto. Uno se encuentra en circunstancias normales, el otro un poco mejor. Más tarde, el pobre joven se queda sin trabajo y él y su esposa están en una situación dolorosa, pero el otro, teniendo poder en la política, está en una condición muy acomodada. Lo vemos cuando le ofrecen un soborno de mil dólares para votar a favor de la aprobación de una franquicia a favor del Street Railway, con la promesa de recibir más dinero si se aprueba. Esto se lo oculta a su esposa porque, aunque lo considera una transacción comercial, se resiste a hacérselo saber, por temor a que ella no lo entienda. Sin embargo ella lo descubre, cuando el pobre, desesperado por la necesidad, intenta robar ese dinero. Lo ojos ojos de ella se llenan de asombro cuando lee la carta que acompaña al dinero y en lugar de permitir que su esposo llame a la policía, ella le obliga a que deje que el hombre se marche y le hace ver su acto como ella lo ve. El político ahora se da cuenta de que el camino recto es el camino correcto. Va en busca del hombre que intentó robar en su casa y le ofrece un trabajo.