Poco más de un minuto de batalla campal con menores de por medio. Puñetazos y patadas que se saldaron con siete denuncias a la Guardia Civil y que hoy sonrojan a padres, madres e hijos que juegan al fútbol. El ambiente estaba caldeado, el árbitro presagió la bronca y antes de que estallara, pidió que interviniera la policía. La Federación balear de fútbol estudia cerrar los campos de ambos equipos. Por lo pronto, el Alaró se retira de la competición y el Collerense expulsa a dos niños por lo que hicieron sus padres. En las gradas, son habituales, aquí más ejemplos, conductas poco edificantes. Por eso algunos clubes advierten a los padres a principio de temporada. Porque todo lo malo se pega, de la grada al campo. Conductas que de reiterarse terminan con la expulsión del padre, cuando no más drástico, de su hijo. Para evitar que un partido sea de todo, menos deportivo.