Tania Singer: Castigo y diferencias de genero
  • hace 16 años
La actividad cerebral que es esconde detrás de la empatía es un tema de gran interés para los neurocientíficos: las reacciones humanas ante el dolor ajeno pueden ayudar a comprender mejor las relaciones sociales, pero también las conductas antisociales o algunos trastornos neurológicos.
Un equipo de investigadores (Tania Singer et al.) acaba de publicar en Nature la primera evidencia científica de este fenómeno: al parecer, los hombres experimentan placer cuando un tramposo sufre dolor.
¿Cambia nuestra empatía si la persona que sufre nos 'cae mal'?
Para comprobarlo, estos investigadores británicos observaron la actividad cerebral de un grupo de voluntarios ante personas que les gustaban o que les desagradaban. Como los participantes no conocían a los otros individuos, primero participaron en 'el dilema del prisionero' (un juego en el que se invierte dinero) con un contrincante que jugaba 'sucio' y contra otro legal.
En la segunda parte del experimento, los voluntarios se sometieron a escáneres cerebrales (RMf) mientras veían cómo sus oponentes eran castigados (se les aplicaba una descarga eléctrica en la mano).
Los investigadores comprobaron que en todos los participantes, tanto mujeres como hombres, se activaban las partes del cerebro relacionadas con la percepción del dolor cuando veían a los jugadores limpios sufrir. En concreto, se activaban las cortezas fontotisular y la cingulada anterior.
La 'cosa' cambiaba cuando se trataba de los contrincantes ruines. En las mujeres, ver esa escena hacía que tuviesen una respuesta menos empática (es decir, menos actividad cerebral en las mencionadas zonas) que con los otros jugadores, aunque seguían 'compadeciéndose' de la persona que sufría.
Por el contrario, en los voluntarios varones no sólo no se activaban las zonas del cerebro relacionadas con el dolor, sino que al ver a los tramposos sufrir se ponían en marcha las áreas cerebrales relacionadas con la recompensa.
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