Las imágenes del terremoto, a través de los ‘ojos’ de la CdMx

  • hace 6 años
A las 11 de la mañana del 19 de septiembre pasado sonaron las alertas sísmicas en Ciudad de México. Como cada año, anunciaban el comienzo del simulacro para recordar el terremoto de 1985 que derrumbó decenas de edificios y acabó con la vida de miles de personas.
Dos horas más tarde, minutos después de las 13:00 horas, otro terremoto sorprendió a la capital del país. Las autoridades no tuvieron el personal humano para valorar los daños de inmediato; sin embargo, el jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera sobrevoló la ciudad para tener un primer diagnóstico.
Desde el aire se coordinó con otros cinco helicópteros del agrupamiento Cóndor para obtener el máximo de información, mientras que en tierra comenzaron a operar las cerca de 15 mil cámaras instaladas por el gobierno capitalino durante los últimos años.
Los ojos electrónicos transmitieron las imágenes de los colapsos de los edificios, de gente en pánico, desesperada y pidiendo auxilio. Desde el Centro del Control y Comando C5, las autoridades pudieron ubicar en solo tres minutos los inmuebles dañados y los puntos más críticos.
“En tres minutos, a partir del movimiento telúrico, generamos un monitoreo con todas las cámaras de la ciudad, lo hicimos por zonas... algunas se dañaron por la caída de los edificios. Por ejemplo, sustituimos las cámaras que se murieron en los primeros tres minutos, por otras que estuvieran cerca de escuelas y de centros trabajo. A la una a la tarde, entre semana, la gente estaba en actividades, principalmente”, explicó Idris Rodríguez, titular del Centro C5.
Los ojos de la ciudad ya estaban por todos lados, abarcaban casi toda la capital y, desde el centro, se daban instrucciones de apoyo, de seguridad y de auxilio. Se trataba de enfrentar una emergencia similar a la que paralizó a los capitalinos hace 32 años.
El C5 se convirtió en un búnker. Autoridades de los gobiernos de Ciudad de México y federal, Marina, Ejército, rescatistas y de apoyo internacional, se coordinaron sin la necesidad de estar en los sitios de la tragedia. Los ojos de la ciudad les permitieron enviar la ayuda y organizar los primeros trabajos de rescate.

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