Si creías que el rojo de la carne era sangre, déjame decirte que estabas equivocado. Es que las apariencias engañan, pero no te preocupes, la verdad detrás de e

  • hace 6 años
Si creías que el rojo de la carne era sangre, déjame decirte que estabas equivocado. Es que las apariencias engañan, pero no te preocupes, la verdad detrás de este líquido que acompaña cada uno de tus sabrosos bocados no es desagradable, sino desconcertante.

Y es bastante probable, y te lo aseguro, que termines contando este dato en cada una de las cenas que asistas desde hoy en adelante.



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