Detrás de la Razón - FBI, Rusia y Estados Unidos

  • hace 7 años
EE.UU. está alcanzando un nivel de caos político que podría convertirse en el peor escándalo de toda su historia, y más aún, en la peor crisis política de toda su historia.

Ya hay muchas voces que por lo menos lo están comparando con uno de los peores momentos que vivió Washington: el Watergate, se acuerda usted.

Un escándalo. Una grabadora. Y un montón de cosas sucias que acabó con la renuncia del presidente Richard Nixon. Hoy las cosas están calentándose a pasos agigantados. Si EE.UU. viviera una enfermedad se le podría llamar, dolor de cabeza ruso.

La palabra Rusia está pesando mucho en las oficinas de Washington que muchos ya no quieren oírla. Donald Trump despidió al director del Buró Federal de Investigaciones de EE.UU. (FBI, por sus siglas en inglés), James Comey.

Se estaba portando mal, mal muchacho, ¿Qué hacia el mal muchacho? Pues investigaba nada más ni nada menos, que una presunta relación entre Trump y Rusia. Algo que por sentido común parece que no le gusta a Donald Trump.

Pero dejemos al lado el sentido común y preguntemos, y vayamos a los hechos. Sólo dos veces en la historia un presidente ha despedido a un fiscal que investiga la Casa Blanca, Richard Nixon, y ahora el señor Donald Trump.

Richard Nixon es el presidente del Watergate, despidió a Archibald Cox, el fiscal especial que investigaba el encubrimiento del presidente. En aquel entonces, el estratega y asesor del presidente era el famoso Henry Kissinger.

Hoy, las historias se parecen tanto que parece que el tiempo no ha pasado. Trump despide a James Comey, y cuando aparece ante las cámaras para explicar por qué lo despidió, a su lado, está el mismo estratega del presidente Nixon quien despidió al fiscal que lo investigaba, lucía flamante el nonagenario Kissinger.

Si de coincidencias hablamos, justo horas después, aparece en la Casa Blanca, el máximo exponente de la política exterior rusa, el canciller Serguei Lavrov. Y cuando sale de la reunión con Trump dice que Estados Unidos y Rusia ahora están abiertos para negociar el conflicto en Siria sin preferencias ideológicas, cosa que según él, no pasaba durante la Administración de Barack Obama.

¿Qué hacía Kissinger ahí, viejo lobo de mar que ha estado detrás de muchos presidentes y gobiernos, jalando hilos y empujando a lo que cree es lo mejor para el orden mundial? Las cosas se complican aún más al escuchar la explicación formal del despido del FBI, el muchacho se portó mal porque quería hacerle mal a Hillary Clinton al revelar por error o por convicción el escándalo de los emails.

¿Ahora Trump defiende a Clinton, cuando alabó a este mismo director del FBI por estar contra ella? Horas antes, Sally Yates, exprocuradora general de EE.UU., ante el Senado, dijo que ella misma había informado a la Casa Blanca, que el entonces asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn estaba mintiendo sobre sus conversaciones con los rusos.

Aún más: el exdirector de Inteligencia Nacional, James Claper, afirmó que la Inteligencia del Reino Unido había confirmado relaciones entre agentes rusos y asesores de Trump. Esto es un caos de dimensiones desconocidas que quién sabe cómo acabe si se llevan los rumbos formales y leales a la verdad, si no, entonces acabará como otros muchos, en el cajón del olvido.

En Detrás de la Razón, preguntamos. Apoyamos la idea de justicia en cada quién y cuestionamos todo. Los analistas contestan y usted en su casa concluye. Y si la realidad hace lo que quiere, entonces nosotros volveremos a preguntar.

Lo importante es descubrir los ángulos que no dicen los gobiernos ni los medios de comunicación. El análisis, las preguntas y respuestas a las diez treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, siete y Madrid, ocho de la tarde; México a las 13 y Colombia, una de la tarde.

Por Roberto de la Madrid

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