Detrás de la Razón - La Meca: entre el lujo, dinero y terrorismo de Arabia Saudí

  • hace 8 años
En este momento, se realiza una de las celebraciones religiosas más grandes del mundo: la ceremonia del Hach, o peregrinación a La Meca.

2 millones de musulmanes se arremolinan en el lugar más sagrado del Islam, en un punto milenario donde la fe de esta religión indica que sucedió un milagro.

El hijo del profeta Abraham (la paz sea con él), Ismael, junto a su madre, morían de sed en medio del desierto de lo que hoy es Arabia Saudí, cuando apareció un ángel y les dijo, "golpead el suelo"; entonces el agua brotó y un pozo apareció.

Miles de años después, es la casa de Dios para los mil 500 millones de musulmanes que hay actualmente en el mundo. Para ellos, ir ahí es un sueño, un acto sublime, un acto de fe, un acto de amor, es más; el Corán establece que por lo menos una vez en la vida se debe visitar ese lugar, siempre y cuando uno tenga los recursos.

Revisada la sacralidad de la fe islámica entremos entonces al problema clave. En este momento, la celebración concluye, con la gran diferencia de que miles de musulmanes de Irán no pudieron ir, así como ciudadanos de Siria tampoco.

¿Por qué? porque hace un año, en esta misma celebración, murieron 7 mil peregrinos de todas partes del mundo en una estampida en el área de Mina, camino a La Meca.

Arabia Saudí entonces se negó a que una comisión internacional esclareciera los hechos para saber qué realmente pasó. Los países musulmanes se indignaron. Los de más dignidad como Irán exigieron justicia y garantías para proteger a sus peregrinos en futuras celebraciones.

¿Qué contestó la autoridad saudí? Que no. No aceptaron las peticiones de Irán para que la peregrinación tuviera la libertad y la protección debida.

La pregunta que se ha hecho miles de veces es por qué Arabia Saudí está desinteresada en ejercer una debida protección y organización de la celebración del Hach; porque la otra pregunta ya está contestada, si Arabia Saudí tiene la capacidad de administrar un lugar sagrado que involucra la asistencia de por lo menos 13 millones de personas al año. La respuesta es: no.

Más aún, ¿por qué el acto de racismo o discriminación contra los iraníes? Las respuestas: uno de los principales clérigos de Irán, el ayatolá Seyed Ahmad Jatami, dice que se debe enjuiciar en una corte islámica a la familia real de Arabia Saudí, a los Al Saud, es decir a las autoridades de ese país, a quien además les llama criminales.

El canciller de Irán, Mohamad Yavad Zarif, dice que lo que pasa en realidad es que se quiere romper la unidad de los musulmanes del mundo, que es precisamente el motivo principal de esta gran peregrinación: “No solo en el incidente de Mina, sino en todas las crisis que afectan gran parte de la sensible región de Oriente Medio, desde Baréin hasta Yemen, y de Irak a Siria y El Líbano e, incluso, dentro de la tierra santa de la revelación, y en días santos como los de rituales del Hach, se ven manos sucias, sospechosas y nefastas que, con toda fuerza buscan acabar con el destino de la comunidad islámica y la unidad islámica, frente al peligro común del sionismo y del terrorismo internacional.”

Hoy en Detrás de la Razón, vayamos a profundidad y preguntemos de dónde sale ese desinterés, esa ineficacia e incapacidad que permitió la muerte de más de 7000 personas el año pasado por una estampida y por la caída de una grúa.

Epílogo: No hay que perder de vista nunca el lujo y la riqueza de los que se dicen los musulmanes por excelencia: el rey de Arabia Saudí y toda su familia real que son los que gobiernan el país. Y no hay que perder de vista en esta comparación, que el Islam establece justamente lo contrario.

El análisis, las preguntas y respuestas a las diez treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, seis de la tarde; México y Colombia, doce del día; Madrid, ocho de la noche.

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