La gozadera acústica de Los Amigos Invisibles
  • hace 9 años
La puesta en escena simulaba el lugar que evocó el cantante, pero no uno cualquiera. No parecía una tasca de Bellas Artes o Candelaria, sino más bien del San Ignacio. Lámparas de arañas, alfombras y muebles decoraban la tarima. Cuando empezó a sonar “Sexy” en guaracha la gente cantó, pero aún le costaba digerir los arreglos. En “Corazón tatú” el público llevó el ritmo con las palmas mientras cantaba. Daniel Saa destacó con un solo de guitarra por el que fue ovacionado