Unas 6.000 personas murieron en este estado de la India como consecuencia de la tragedia. Algunos sobrevivieron pero perdieron a sus seres más queridos. La sensación de miedo persiste.

“Miedo, sí es mideo. Siempre que miramos al Océano, nos acordamos de cómo este mismo Océano se llevó a tanta gente. No se puede ni imaginar el miedo que tenemos ahora de sus aguas. No queremos ni acercarnos, nos trasladamos al Oeste, lejos del mar, a una pequeña casa que nos adjudicó el gobierno”, comenta Liguvariyal Daveed, una de las supervivientes que perdió a su madre, a su hijo y a dos nietos.

En Tailandia, las playas de Khao Lak siguen siendo el destino preferido para miles de europeos. Hace diez años 3.000 personas murieron en este paraíso, la mayoría turistas del Viejo Continente.

550 eran alemanes. Algunos han vuelto para no olvidar y rendir homenaje a todas las víctimas. Claudia Geist resultó gravemente herida, estuvo a punto de perder una pierna: “No tenía previsto venir para la conmemoración porque ya había vuelto aquí en varias ocasiones después de la tragedia. Ahora las sensaciones son completamente diferentes porque puedes compartir tus sentimientos con los demás”, explica esta vecina de Xanten, una población cercana a Düssseldorf.

El Océano que se llevó la vida de ciudadanos de 38 nacionalidades está en calma, como lo estaba aquella mañana.