El Parque Nacional de Yasuní, en la Amazonía ecuatoriana fue declarado en 1989 Reserva Mundial de Biosfera por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Un nombramiento con el que se reconoció la excepcionalidad del territorio por su biodiversidad y porque en ella habitan las comunidades indígenas huaoranis, aucas y kichwas.

Sin embargo, esa zona también alberga el 20 % de las reservas de petróleo del país, lo que supone una amenaza para los pueblos que allí habitan y para este rincón de riqueza natural.

En un intento por mantener la integridad de la zona, Rafael Correa, presidente de Ecuador, presentó ante Naciones Unidas el proyecto Yasuní ITT, que solicita a la comunidad internacional el 50 % del dinero que se obtendría con la extracción del oro negro, para invertirlo en conservación, investigación y energías alternativas.