Jorge Díaz, autor de 'Cartas a Palacio'. 3-4-2014
  • hace 10 años
Fue durante la Primera Guerra Mundial, y a pesar de que Alfonso XIII optó por la neutralidad de España, jugó un papel memorable. Durante las navidades de 1914 el rey recibe una carta que remueve su ánimo profundamente: una niña francesa suplica su ayuda para dar con el paradero de su hermano. Alfonso XIII implica al cuerpo diplomático español en su búsqueda: se encuentra vivo, aunque cautivo de los alemanes, noticia que transmiten a la familia. Sin embargo, su acción navideña tendrá consecuencias imprevistas: un periódico francés se hace eco de la historia, y durante un mes reciben miles de cartas solicitando su mediación. De todas las procedencias, en todos los idiomas. Impresionado por la magnitud del drama, Alfonso XIII toma una decisión valiente y decide involucrarse personalmente poniendo en marcha la oficina pro cautivos, en la que un puñado de diplomáticos, militares y funcionarios, hombres y mujeres excepcionales, tratarán de interceder por las vidas de los prisioneros de ambos bandos. Atendieron a 200.000 prisioneros, contestaron 500.000 solicitudes, consiguieron la repatriación de 70.000 civiles y de 21.000 soldados heridos.
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