En uno de los puntos fronterizos que separan Ucrania de Rusia, en la región de Járkov, al este del país, la situación es de relativa calma aunque algunos ciudadanos aseguran que han visto actividad militar al otro lado de la frontera, algo que ha sido confirmado por el Kremlin. En las últimas 24 horas ha habido 20 arrestados allí.

“El territorio ruso está justo tras esta frontera. Desde Ucrania no se pueden ver tropas rusas ni equipamiento militar en este momento. Las fuerzas ucranianas de la frontera están trabajando bajo fuertes medidas de seguridad. Todos los días deniegan la entrada de decenas de personas sospechosas de querer intervenir o provocar conflictos en el territorio”, explica Angelina Kariakina, corresponsal de Euronews.

Uno de los agentes de la frontera asegura que muchos de los que trataban de cruzar tenían claras intenciones. “La gente que hemos detenido tenía cuchillos, gas lacrimógeno y guantes utilizados por las unidades especiales de la policía.”

La seguridad se ha incrementado en este puesto fronterizo, con un mayor armamento y revisiones de los documentos de aquellos que quieren entrar al territorio.

“Algunas familias están divididas, yo por ejemplo. Vivo en Ucrania y mis hijos viven aquí y en Rusia. ¿Es posible que alguien venga de Rusia para disparame?¿o yo podría ir a Rusia y disparar a alguien allí?¿de qué está hablando?”, dice un hombre que viaja en el interior de un autobús.

Lo cierto es que a este lado de la frontera muchos descartan que Moscú vaya a llevar a cabo una intervención. La situación en Ucrania, en cualquier caso hace que haya dudas sobre los intentos de influir en unos acontecimientos de los que todavía es difícil predecir qué pueden deparar.